SARA RÍOS
- En la carta que recibió el viernes, la compañía se escondió detrás de las ausencias justificadas como motivo de despido, sobre todo por no ir a su puesto en el momento del desalojo.
El desalojo se llevó a cabo el 11 de septiembre, después de Amaya tanto le afectó psicológicamente que el médico le dio unos días de baja por enfermedad.
- Después de recibir la carta de despido, se pone en contacto la CGT: «No hay ningún registro de mi despido, que debe decidir en el mismo día».
- Pero ella no se rinde: «Me siento fuerte, no voy a derrumbarse y voy a ir a por ello», dice.
Amaya, un empleado de 31 años, fue despedido Viernes de la empresa en la que trabajaba en Madrid para faltar al trabajo el día de su expulsión, el 11 de septiembre.
Ese día, una policía fuerte su desalojada de su hogar, ubicado en Valdezarza de Madrid, no hacer frente al alquiler de 600 euros sobre él por el suelo de la agente de bienes raíces.
Fue la segunda vez intentando desalojarla. El primer intento tuvo lugar el 16 de julio. «Estaba desempleado y quería salir de ese piso, pero el
inmobiliario no me dejes ir , envié correos electrónicos con amenazas como me gustaría estar en la lista de morosos», dijo a
20mintutos.es . Estar desempleado, no podía encontrar una habitación más barata en otro sitio porque «siempre pide la nómina». 07 de julio entró en Konecta. «Pasé de formación y período de prueba 22 de julio y empecé a trabajar», continúa Amaya. El problema con la empresa se produjo días antes de la aparición del segundo intento de desalojo: «. Él tenía derecho a obtener el tiempo por razones personales y lo hice mi jefe dijo que no, hasta yo me regalé un cambio de turno, y me dijo que estaba bien.»
En la víspera de la expulsión, el 10, seguido de las advertencias: «Mi jefe me dijo que era una niña grande y sabía que mis responsabilidades, para hacer lo que quería y que vienen en la tarde de ese día, pero «se enfrentan a las consecuencias ‘, dijo», recuerda.
El 11 de desalojo se llevó a cabo. «Psicológicamente era
muy mal , ese mismo día, acompañé al doctor y el doctor me dio unos días de descanso», dice Amaya. El bajo, justificado, duró de 11 a 20 de septiembre. El impacto en los medios de comunicación y las redes sociales de su desalojo llegó a oídos de sus superiores. «No hubo ninguna campaña de hostigamiento, porque mis compañeros me apoyaron, pero mi jefe tenía comentarios como» ¿y tú apareces en la televisión e incluso se publicó el video en Internet ‘», añade la afectada.
El despido
Media hora antes del final de su jornada de trabajo ? 9.00 a 15.00 h?, Amaya fue llamado a informar al departamento de recursos humanos. «No me esperaba en absoluto», dice, él pensó que era llamado porque el sábado que planeaba ir a su trabajo para hacer algunas horas extras que le habían pedido.
El motivo de despido que recibió fue precisamente el
haber perdido por razones válidas para trabajar , y en particular mencionó la mañana del 11 de septiembre? tiempo de desalojo? como la causa principal que llevó a la destitución. No importa que la ausencia fue justificada: de acuerdo con la reforma laboral de Fátima Báñez, el
. «Creo que en mi caso, la ausencia era más que justificada, no puedo romper mi desalojo», responde Amaya. «Yo estaba entre los más vendidos en las políticas es que el rendimiento dio», dice. Al entregar la carta de despido, ella se puso en contacto el sindicato CGT Konecta. «Me dijeron que no tenían constancia de mi despido, por lo que tuvo que decidir ese día», dice. Sin embargo, Amaya no tiene intención de renunciar y se asegura de que emprender acciones legales una vez que se cumple con este lunes con la CGT. «El martes a las 19.00 horas hay una concentración en la puerta Company en Alcobendas», anuncia. Su despido no fue el primero? «Hubo otro caso como el mío, donde otra chica despedido por baja justificada», recuerda? y tampoco podía ser la última: «Vi que tenía más HR letras como la mía.» Ahora, Amaya vive con un compañero de la Asamblea de Barrios de Madrid? título que han denunciado el caso en un comunicado ? y se sienten apoyados y respaldados por colegas de otras ramas de la empresa para la que trabajó hasta el viernes. «Me siento fuerte, no voy a desmoronarse
y voy a ir a por todas», dice . «Permítanme decir esto … no me importa la reforma, que dice que el gobierno o el estado de los trabajadores, que no tienen nada que perder», concluye.
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