El cierre masivo de tiendas deja a los barrios de Madrid casi sin comercio tradicional

MARIO TOLEDO

  • Madrid pierde 6.526 tiendas en cinco años: ahora hay 69.082 comercios abiertos, un 8,6% menos que en 2008, cuando comenzó la crisis.
  • Lo sufren más en los ejes comerciales de barrios periféricos: General Ricardos (Carabanchel), Boltaña y Amposta (San Blas), Villa y Puente de Vallecas.
  • «Lo preocupante es la desertización de los comercios tradicionales. La zapatería de toda la vida se convierte en un bazar», dice el presidente de los comerciantes.
  • «La gente se marcha a las grandes superficies, el barrio se queda sin vida y nadie pone remedio», lamenta José Luis Sánchez, de General Ricardos.

Comercios cerrados

Miles de comercios madrileños no han podido soportar la presión de la crisis ni la competencia de las grandes superficies. Entre 2008 y 2013, la región ha perdido 6.526 establecimientos comerciales, según el Directorio de Empresas del Instituto Nacional de Estadística (INE). A finales de 2013 había 69.082 tiendas en activo en todo Madrid, un 8,6% menos de las que había en los inicios de la crisis económica. El centro de la capital no es ajeno a esta sangría, pero las grandes perjudicados están siendo las pequeñas tiendas de barrio que poblaban los ejes comerciales de la periferia, según lamentan las asociaciones madrileñas de comerciantes.

«Lo más preocupante es la desertización de las zonas comerciales tradicionales. El pequeño comercio de barrio, con tiendas de proximidad y especializadas, está sufriendo bastante esta situación. Se cierran los locales donde estaba la zapatería o la tienda de ropa de toda la vida, y se sustituye por comercios menos tradicionales, como bazares o franquicias. La decadencia se aprecia dando un paseo por cualquier eje comercial de la periferia», explica Eduardo Morán, presidente de la Confederación de Empresarios de Comercio Minorista de Madrid (Cecoma).

La avenida General Ricardos (Carabanchel) es el ejemplo más llamativo de esta tendencia en la periferia. Tradicionalmente, ha sido el principal lugar de paseo y compras para los vecinos del barrio, pero en los últimos años los comercios tradicionales han ido cerrando y sus locales han sido ocupado por cadenas de supermercados, bazares regentados por chinos y sucursales bancarias.

«Casi ha desaparecido el comercio tradicional de ferreterías, papelerías, tiendas de ropa y ultramarinos, que te atendían con familiaridad. Muchas personas deciden abandonar el negocio familiar porque no les sale rentable y solo aguantan los que tienen el local en propiedad», explica José Luis Sánchez, secretario de la asociación de comerciantes de General Ricardos. «Antes no podías andar por la calle de la cantidad de gente que había. Ahora es deprimente: cada vez que paso por ahí veo otra tienda cerrada», asegura Zara, vecina del barrio desde hace décadas. «Después de estar toda la vida comprando a la misma persona, te acabas sintiendo en su tienda como en casa. Da mucha pena ver estos comercios con la persiana bajada«, dice Dolores, otra residente del barrio.

En el centro también cierran, pero hay más rotación

Lo mismo ocurre en otros ejes con tradición de comercio de proximidad, como el entorno de la avenida de la Albufera (Puente de Vallecas), el área de Congosto (Villa de Vallecas), Marcelo Usera (en Usera), el Paseo de Alberto Palacios (Villaverde) o el entorno de Amposta y la calle Boltaña (San Blas). Las franquicias también están desbancando a los pequeños comercios en otras zonas más céntricas, como Bravo Murillo (en Tetuán y Chamberí), Alcalá o la propia Gran Vía. «La diferencia entre el centro y la periferia es que en el centro cierran locales pero en seguida abren otros, hay más rotación», asegura Morán.

El sector comercial que más cierres ha sufrido es el relacionado con el equipamiento de hogar, muebles y accesorios para vivienda, según Morán. A continuación, se están perdiendo negocios de venta de ropa (principalmente, lencerías), de calzado, complementos y comercios especializados, como las ferreterías de barrio, las droguerías o las tiendas de electrodomésticos. Los consumidores que hace años acudían a estas pequeñas tiendas ahora optan por comprar en las grandes cadenas y en los centros comerciales, con mayor variedad de productos y horarios más flexibles.

«De ser una zona consolidada hemos pasado a ser un barrio con comercio de poco nivel, con muchos locales cerrados que dan mala imagen. Cierran los negocios de toda la vida y solo se abren bazares y fruterías. A los comercios no les salen las cuentas, no se dan créditos, los alquileres son insoportables y hay muchos impuestos», apunta Francisco Pascual, de la asociación de comerciantes de Villaverde y Usera (Facovu). Para revertir esta tendencia, el presidente de Cecoma exige que las administraciones desarrollen «proyectos de dinamización de ejes comerciales, con reducciones de impuestos y facilidades para los pequeños negocios, que son los que crean empleo».

«La apertura en domingos nos ha perjudicado»

«La apertura indiscriminada de los domingos nos ha perjudicado mucho. A los pequeños no nos sale rentable abrir en festivo y las grandes superficies, que sí pueden hacerlo, nos quitan la clientela de siempre», añade José Florencio Quiñones, representante de los comerciantes de San Blas. «Al final, no solo perdemos los comerciantes, sino toda la sociedad. Una ciudad sin comercio es una ciudad fantasma», puntualiza Quiñones. Aunque los pequeños empresarios también creen que los ciudadanos deberían concienciarse: «La gente va a los centros comerciales porque piensan que allí comprarán más barato o creen que van a encontrar más productos. Pero en realidad también hay gangas en las pequeñas tiendas y la atención es incomparable», defiende Juan Brocal, de la asociación de comerciantes de Villa de Vallecas (Acoviva).

En General Ricardos, además, responsabilizan al Ayuntamiento de Madrid por su situación: «Uno de los grandes problemas es la falta de aparcamiento: cuando el Ayuntamiento reformó la calle no dejó espacio para estacionar, así que la gente no puede hacer sus compras con comodidad y se van a las grandes superficies», asegura Sánchez. «Hicieron una reforma para intentar revitalizar la zona, se gastaron una millonada, pero nos han dado la estocada por la falta de aparcamiento. Al marcharse a las grandes superficies el barrio se queda sin vida. Todo el mundo pasa de largo y esto está cada vez más degradado. Y lo triste es que nadie pone remedio», concluye el comerciante.

Madrid

Deja un comentario